Patricia Piccinini (1965, Freetown, Sierra Leona) es una artista cuyas esculturas hiperrealistas me parecen verdaderamente asombrosas. Son obras protagonizadas prinicipalmente por extrañas criaturas relacionadas con el mundo científico. Nos hace cuestionarnos los límites de la biotecnología y la ciencia. ¿Hasta que punto estamos dispuesto a ver modificado un cuerpo? Como podréis apreciar ahora su obras se basa en la oposición: suele aparecer un niño monísimo y un ser...bueno...
Sus criaturas, realizadas a base de silicón, fibra de vidrio, y cabello humano, cumplen con uno de los puntos más importantes que una obra de arte debe tener para que valga la pena, que es el de despertar algo en el espectador. Ya sea total desagrado o simpatía, al ver estas obras uno no puede desviar la mirada de ellas.
Aquí os dejo una cita de la propia artista sobre la percepción de su obra:
"Me encanta cuando la gente discute sobre lo que el trabajo trata de decir, cuando empiezan a analizar los temas desde numerosos puntos de vista. Me encantar ver cómo una persona pasa de una actitud inicial de repugnancia por lo extraño de mis creaciones a una actitud de comprensión o de simpatía. Me encanta cuando la gente se da cuenta de que todo esto se refiere realmente a nuestra vida actual.
Hoy es muy fácil confundir las fronteras entre lo que consideramos natural y artificial. Pero no me interesa la tecnología en sí sino cómo su aplicación está cambiando casi sin darnos cuenta el propio concepto del ser humano y su relación con otras especies."
¿Qué os parecen? ¡Menos mal que en el Poli Norte no hay bichos de estos!
Quisquilla Graciosilla
Con la escultura hiperrealista tengo una relación algo complicada. Me resultan muy inquietantes y estas todavía más. Con todo, gracias por la entrada y las ilustraciones. Muy bien.
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